Economía, trabajo y persona, en la enseñanza moral social de la Iglesia Católica
Date
2012
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Publisher
Universidad Católica de la Santísima Concepción
Abstract
El proyecto consiste en ver las diversas doctrinas socioeconómicas, pasando por el
Marxismo y concluyendo con la Economía de Comunión, de una manera objetiva y
crítica, bajo el pensamiento de diversos autores: Economistas, filósofos y religiosos. La
opinión que ellos nos entregan, se resume en que nuestros antiguos sistemas
económicos, (incluyendo al capitalismo neoliberal), son ya sistemas que de alguna
manera han dejado la dignidad humana a una segunda categoría.
Por este motivo nace la Economía de Comunión, que puede ser utilizado como
planteamiento doctrinal para el desarrollo de la empresa, en un clima de felicidad,
equidad, y compromiso, por parte de los empleadores como también de los empleados,
bajo los conceptos de cuatro palabras: Don (dar), gratuidad, amor y comunión.
Estos responden a una reciprocidad, norma social que condiciona sistemáticamente el
comportamiento de muchas personas y como regla capaz de promover relaciones de
colaboración, con un consecuente aumento en el bienestar colectivo.
La Economía de Comunión muestra cómo el mercado puede servir de medio para
reforzar el vínculo social, aunque entre los entendidos, piensan que el mercado
necesaria e intrínsecamente, es un lugar de división, de separación. La Economía de
Comunión nos muestra, en cambio, que no es verdad y que uno se puede servir del
mercado y se puede operar dentro del mercado para crear un vínculo social.
El estudio también se centra particularmente en lo que respecta a los tipos de salarios.
Se expone las ideas de sueldo, sueldo mínimo y sueldo ético. Siendo el sueldo mínimo
impuesto por el Estado, razón por la cual todas las empresas deben acatar esta
obligación para con sus trabajadores. En contraste con el salario ético, en donde el
estado no interviene, y queda sometido a la decisión propia del dueño de la empresa, a
entregar o no este salario a sus trabajadores. Esto último responde finalmente al buen
corazón del empresario para construir una sociedad mejor, más justa y humana.